The Troll Face es una selección de troleos y suplantaciones comunicativas realizadas como forma de protesta por un grupo informal y anónimo de activistas y pranksters de Barcelona, Madrid, Valencia y San Sebastián en el contexto post 15M (2011-2014). Las cuentas falsificadas pertenecen a políticos, entidades bancarias, el Papa, la versión en español del ejército de Israel o El Corte Inglés (esta última en tres ocasiones).
El contexto de las redes en ese periodo está marcado por el uso de Twiter como herramienta de organización de las protestas indignadas así como por la experiencia previa del hackeo a través de los fakes de la guerrilla de la comunicación de los noventa y dos mil desarrollada en las luchas antiglobalización. La suma de estos ejes suma saberes, contexto y tecnología que propician la creación de cuentas falsas con las que atacar a entidades que atentan contra los derechos humanos o bien para poder interlocutar directamente con políticos/as que, de otra manera y hasta la fecha, no era posible.

De esta manera, las suplantaciones son aquí formas antagonistas que quieren ocupar los espacios dominantes de la comunicación. La retórica del lenguaje permite a identidades marginales y a los movimientos sociales, los cuales no tienen los mismos recursos que los grandes medios, contar una mentira para exponer una verdad o generar una pregunta. Si bien el procedimiento y los objetivos se asemejan a las llamadas fake news actuales, en este caso son agencias y lobbies de poder con muchos recursos los que roban las tácticas y el ingenio de la comunicación antagonista de la izquierda para expandir ahora ideas de ultraderecha. Otra diferencia entre los fakes activistas y las fake news es que objetivo de estos lobbies es seguir dominado las esfera comunicativa mediante la mentira y para ello no les interesa desvelar el mecanismo del engaño, cómo sí sucede con los fakes activistas, cuyo desvelamiento es una necesidad ética a la vez que ayuda a ridiculizar a las entidades cuestionadas y sumar así apoyos de otras cuentas, creando un espacio de afinidad y afectos durante el desarrollo de la acción.

En ocasiones ni siquiera es necesario recurrir a la creación de una cuenta falsa: basta con difundir un supuesto screenshot del mensaje de algún político haciéndolo pasar por auténtico para desencadenar una reacción. El primer y último tweet de esta secuencia fueron creados con herramientas de edición de imagen:
Rodillo se encarga en este caso de recopilar algunas de las múltiples acciones realizadas por The Troll Face mediante este video, estrenado en el festival The Influencers (2013).