Nos gusta hacer chistes malos y montarnos películas, nos gusta trolear a la ultraderecha, hackear plataformas y hacer memes. En ocasiones son los colectivos y los movimientos sociales los que nos proponen colaborar con ellos y otras veces iniciamos acciones comunicativas por nuestra cuenta: un spot para los sindicatos de arrendatarias, unos carteles para que se queden vacíos los CIE’s, un taller de comunicación feminista o una campaña antirrepresiva.
Venimos de las prácticas de la contracultura de los noventa y fuimos partícipes de las primeras experiencias en el Estado español de guerrilla de la comunicación en colectivos como Las Agencias (Barcelona 2000 — 2003), Yomango (Barcelona 2002 — 2006). Estuvimos también en los inicios de proyectos más recientes como Xnet y Enmedio y en la productora Metromuster.
Rodillo no es arte político:
es la creación puesta a trabajar insertada en procesos colaborativos.
Rodillo opera sobre el signo:
más allá de la legitimación de las instituciones del arte.
Rodillo existe desde la idea del rol del autor/a como productor/a:
como trabajadores/as culturales orgullosos/as del oficio en los ámbitos de lo gráfico, lo audiovisual y la docencia; como creadores de ideas cuya autoría es a veces nuestra, otras colectiva y otras se diluye en las redes.
Rodillo es una agencia de comunicación anticapitalista:
no resolvemos problemas, los generamos.
Rodillo es un club de élite:
un club para la clase trabajadora.
Insistir, resistir, pasar el rodillo una y otra vez.